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martes, 7 de mayo de 2013

Los energéticos en el Siglo XX


Durante el último lustro, la industria de extracción de gas ha experimentado un cambio que está revolucionando la industria energética a nivel global. Esta transformación tiene su epicentro en Estados Unidos, donde se ha venido perfeccionando una técnica para extraer gas y petróleo conocida como hydraulic fracturing en inglés y coloquialmente denominada fracking.

Esta técnica permite la propagación de fracturas en diversas capas de roca en el subsuelo, que a su vez se convierten en conductos a través de los cuales puede fluir principalmente gas, aunque también petróleo.

Este método no es nuevo, la fracturación de roca existe desde mediados del siglo XX, pero no fue hasta este último lustro que se desarrollaron suficientes avances en la técnica para hacer la extracción mucho más rentable. La técnica consiste en la inyección de fluidos altamente presurizados al subsuelo, creando una especie de ductos o caminos a través de los cuales se liberan hidrocarburos que anteriormente estaban atrapados en el subsuelo y eran considerados reservas no explotables.

De esta manera, el cambio tecnológico ha provocado un gran desplazamiento de la curva de oferta de gas, que se ha traducido en un fuerte incremento en la disponibilidad y oferta de este producto.

Como consecuencia, los precios del gas se encuentran en niveles mínimos históricos, cercanos a los 3 dólares por unidad de 1,000 pies cúbicos en comparación con niveles cercanos a los 6 dólares hace cinco años, y muy por debajo de los máximos históricos cerca de 15 dólares observados en el 2007. Adicionalmente, el precio del gas ha perdido su coeficiente de relación tradicional con el precio del petróleo.

Un barril de petróleo normalmente tiene una capacidad de generación de energía, medida en BTUs, seis veces superior a la de 1,000 pies cúbicos de gas (que es la medida bajo la cual se comercializan los contratos de gas).

No obstante, la correlación entre el precio de un barril de petróleo y 1,000 pies cúbicos de gas se ha ubicado históricamente en 12 veces; sin embargo, la relación actual entre el precio de un barril de petróleo y 1,000 pies cúbicos de gas está aproximadamente en 40 a uno. Esto se explica por la fuerte caída en el precio del gas.

La transformación del sector de extracción de gas ha dotado a Estados Unidos, el principal consumidor de energía del mundo, de una fuente alterna de energía económica que contribuye a disminuir su dependencia energética de las importaciones a otros países.

De acuerdo con datos publicados en una nota de Compass Group, el gas shale pasó de representar, en el 2005, 4% del total de la producción de gas, a 24% en la actualidad.

Para algunos expertos, como la Agencia de Información de Energía (EIA, por su sigla en inglés), lo que está ocurriendo en el mercado de gas en Estados Unidos es tan sólo un avance de lo que podemos esperar una vez que estas técnicas de fracturación se propaguen a la extracción de petróleo, como ya ha comenzado a ocurrir en dicho país.

De acuerdo con un artículo de Leonardo Maugeri, de la Escuela Kennedy de Políticas Públicas en Harvard, el boom que viene en el sector petrolero en Estados Unidos no es una burbuja temporal, sino la revolución más importante en la industria petrolera en décadas.

La técnica de extracción vía fracturación tiene sus detractores, quienes basan sus objeciones en preocupaciones ambientales. El argumento principal de dichos opositores es que la extracción de hidrocarburos vía técnica de fractura provoca contaminación del agua en los mantos freáticos, así como contaminación en la superficie vía la migración de los fluidos químicos inyectados al subsuelo y los gases.

A pesar de estas preocupaciones, la mayoría de los expertos coincide en que el riesgo de impacto ambiental de estas nuevas técnicas es menor al que implican las técnicas tradicionales de extracción de hidrocarburos.

Adicionalmente, los riesgos también parecen ser mucho más manejables que los relacionados con la generación de energía nuclear.

Es cierto que el desarrollo de nuevas tecnologías que permiten un consumo más eficiente de energía en maquinaria, equipos, autotransportes, etcétera, ha permitido moderar los incrementos en la demanda de energía, pero la continua incorporación de la población emergente a la economía global y el crecimiento económico siguen contribuyendo a un continuo incremento en la demanda de energía.

Mientras las energías renovables siguen madurando como fuente alterna, los hidrocarburos seguirán jugando un papel importante en el mercado.

Todo parece indicar que la revolución energética, relacionada con la extracción vía técnica de fracturación, ha llegado para quedarse.
 

 

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