"Revolución Industrial"
La Revolución industrial fue un periodo histórico comprendido entre
la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, en
el que Gran Bretaña en primer lugar,[1]
y el resto de Europa continental después, sufren el mayor
conjunto de transformaciones socioeconómicas,
tecnológicas
y culturales
de la historia
de la humanidad, desde el neolítico.
La economía basada en el
trabajo manual fue reemplazada por otra dominada por la industria
y la manufactura.
La Revolución comenzó con la mecanización de las industrias textiles y el
desarrollo de los procesos del hierro.
La expansión del comercio fue favorecida por la mejora de las
rutas de transportes y posteriormente por el nacimiento del ferrocarril.
Las innovaciones tecnológicas más importantes fueron la máquina de vapor y la denominada Spinning Jenny,
una potente máquina relacionada con la industria textil. Estas nuevas máquinas
favorecieron enormes incrementos en la capacidad de producción. La producción y
desarrollo de nuevos modelos de maquinaria en las dos primeras décadas del
siglo XIX facilitó la manufactura en otras industrias e incrementó también su
producción.
Así es que en la Revolución
industrial se aumenta la cantidad de productos y se disminuye el tiempo en el
que estos se realizan, dando paso a la producción en serie, ya que se simplifican
tareas complejas en varias operaciones simples que pueda realizar cualquier
obrero sin necesidad de que sea mano de obra cualificada, y de este modo bajar
costos en producción y elevar la cantidad de unidades producidas bajo el mismo
costo fijo.
Economía industrial
Sin embargo, y a pesar de
todos los factores anteriores, la Revolución industrial no hubiese podido
prosperar sin el concurso y el desarrollo de los transportes, que llevarán las
mercancías producidas en la fábrica hasta los mercados donde se consumían.
Estos nuevos transportes se
hacen necesarios no sólo en el comercio interior, sino también en el comercio
internacional, ya que en esta época se crean los grandes mercados nacionales e
internacionales. El comercio internacional se liberaliza, sobre todo tras el
Tratado de Utrecht (1713) que liberaliza las relaciones comerciales de
Inglaterra, y otros países europeos, con la América española. Se termina con
las compañías privilegiadas y con el proteccionismo económico; y se aboga por
una política imperialista y la eliminación de los privilegios gremiales.
Además, se desamortizan las tierras eclesiásticas, señoriales y comunales, para
poner en el mercado nuevas tierras y crear un nuevo concepto de propiedad. La Revolución
industrial generó también un ensanchamiento de los mercados extranjeros y una
nueva división internacional del trabajo (DIT). Los nuevos mercados se
conquistaron mediante el abaratamiento de los productos hechos con la máquina,
por los nuevos sistemas de transporte y la apertura de vías de comunicación,
así como también, mediante una política expansionista.
El Reino Unido
fue el primero que llevó a cabo toda una serie de transformaciones que la
colocaron a la cabeza de todos los países del mundo. Los cambios en la
agricultura, en la población, en los transportes, en la tecnología y en las
industrias, favorecieron un desarrollo industrial. La industria textil
algodonera fue el sector líder de la industrialización y la base de la
acumulación de capital que abrirá paso, en una segunda fase, a la siderurgia y
al ferrocarril.
A mediados del siglo XVIII, la
industria británica tenía sólidas bases y con una doble expansión: las industrias
de bienes de producción y de bienes de consumo. Incluso se estimuló el
crecimiento de la minería del carbón y de la siderurgia
con la construcción del ferrocarril. Así, en Gran Bretaña se desarrolló
de pleno el capitalismo industrial, lo que explica su
supremacía industrial hasta 1870 aproximadamente, como también financiera y comercial
desde mediados de siglo XVIII hasta la Primera Guerra Mundial (1914). En el resto de
Europa y en otras regiones como América del Norte o Japón,
la industrialización fue muy posterior y siguió pautas diferentes a la
británica.
Unos países tuvieron la
industrialización entre 1850
y 1914:
Francia,
Alemania
y Bélgica.
En 1850
apenas existe la fábrica moderna en Europa continental, sólo en Bélgica
hay un proceso de revolución seguido al del Reino Unido. En la segunda mitad
del siglo XIX
se fortalece en Turingia
y Sajonia
la industrialización de Alemania.
Otros países siguieron un
modelo de industrialización diferente y muy tardía: Italia, Imperio austrohúngaro, España
o Rusia.
La industrialización de éstos se inició tímidamente en las últimas décadas del
siglo XIX, para terminar mucho después de 1914.
Etapas de la Revolución industrial
La Revolución industrial
estuvo dividida en dos etapas: la primera del año 1750 hasta 1840, y la segunda
de 1880 hasta 1914. Todos estos cambios trajeron consigo consecuencias tales
como:
- Demográficas: Traspaso de la población del campo a
la ciudad (éxodo rural) — Migraciones
internacionales — Crecimiento sostenido de la población — Grandes
diferencias entre los pueblos — Independencia económica
- Económicas: Producción en serie — Desarrollo del capitalismo
— Aparición de las grandes empresas (Sistema fabril) — Intercambios
desiguales
- Sociales: Nace el proletariado
— Nace la Cuestión social
- Ambientales: Deterioro del ambiente y degradación
del paisaje — Explotación irracional de la tierra.
A mediados del siglo XIX,
en Inglaterra se realizaron una serie de transformaciones que hoy conocemos
como Revolución industrial dentro de las cuales las más relevantes fueron:
- La aplicación de la ciencia y tecnología permitió el
invento de máquinas que mejoraban los procesos productivos.
- La despersonalización de las relaciones de trabajo:
se pasa desde el taller familiar a la fábrica.
- El uso de nuevas fuentes energéticas, como el carbón
y el vapor.
- La revolución en el transporte: ferrocarriles y
barco de vapor.
- El surgimiento del proletariado urbano.
La industrialización que se
originó en Inglaterra y luego se extendió por toda Europa no sólo tuvo un gran
impacto económico, sino que además generó enormes transformaciones sociales.
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